Andrés Lertora, mejor conocido como "Sopa" o aquel que desveló a los foronautas con la promesa de traer un cordero a Buenos Aires, nos habla un poco de todo: su pasado como jugador en Buenos Aires, su presente coordinando Sopa Pong en San Martín, los planes a futuro, los beneficios de responder a un llamado para arbitrar un partido y mucho más.
El jugador
¿Cómo empezaste a jugar al tenis de mesa?
Empecé a jugar en el año 1982, a los nueve años, en la escuelita de Ferro Carril Oeste. Fui porque mi hermano había empezado unos meses antes y me enganché en seguida. A los dos años el entrenador de la escuelita, Armando Cervigni, se fue a Velez y me federé en ese club. Al poco tiempo, cuando se fue el entrenador, me fui a jugar a River hasta el año 1987 cuando dejé de jugar como federado. De ahí en más sólo jugué de vez en cuando con mi hermano o algún amigo, y recién en el 2004, ya viviendo en San Martín de los Andes volví a jugar con algo de continuidad.
¿Cómo describirías tu estilo de juego? ¿Contra qué estilos te sentís más cómodo? ¿Contra cuáles te cuesta más?
Me gusta jugar de ataque contra ataque, suelo armar el ataque con el revés para luego definir con drive o revés en no más de la quinta o séptima bola. Me siento cómodo con los estilos de ataque, preferentemente cuando se puede desarrollar un juego de velocidad con golpes planos. Me cuesta jugar contra los jugadores defensivos con gomas chanchas. Acá no hay ningún jugador que las use, sólo enfrento a alguno no más de una vez por año en algún torneo fuera de San Martín; de hecho tengo unos puntos largos por ahí y pensé en ponérselos a un jugador pero me arrepentí.
Hoy en día ocupás el puesto 151 del ranking y competís en Tercera División, ¿cuáles son tus próximos objetivos?
Como jugador no soy muy ambicioso. Obviamente que me gustaría seguir avanzando en el ranking y subir de categoría, pero ya sea por el poco tiempo que le dedico al entrenamiento personal o por la falta de competencia, es muy difícil seguir avanzando en el ranking de TMT. Hace poco un entrenador amigo de Buenos Aires me dijo: "O le dedicás tiempo a tu entrenamiento o el tiempo se lo dedicás a tus jugadores. Andá haciéndote a la idea de que sos un ex jugador.", y me parece que tiene razón. El objetivo mío hoy son los chicos, que sigan creciendo en juego y en ranking.
El entrenador
¿Cómo fue que decidiste armar la actividad en San Martín de los Andes? ¿Con qué elementos contabas para hacerlo?
En el año 2004, ya viviendo acá, de casualidad me enteré de un torneo, lo jugué y me volví a enganchar con el deporte. Siempre intentamos armar un proyecto para jugar en ese club pero nunca se dio. Recién en el 2006 pudimos conseguir un lugar fijo para jugar y poder armar un proyecto serio y empezar a juntar a todo aquel que jugaba al tenis de mesa en esta localidad.
Así fue como el año pasado realicé el Nivel 1 de Entrenador I.P.T.T.C. y nos sumamos a TMT que nos dio un empujoncito fenomenal. Lo único que tenía eran dos paletas, algunas pelotitas y una mesa toda rota que se reparó con mucho cariño. De a poco empecé a comprar redes, pelotitas, paletas y mandé a hacer tres mesas de fibrofácil.
¿Con qué dificultades te encontraste? ¿Cómo hiciste para salir adelante?
Dificultades muchísimas, de todo tipo y colores. La principal fue el lugar de juego ya que hay muy pocos lugares para practicar el deporte. Acá hay un solo club con sede y no le interesaba, la municipalidad sólo tiene un SUM y no disponían de lugar. Seguí insisitiendo hasta que di con la Vecinal del Molino. Después intenté apoyo provincial, en la federación, pero también fue en vano. La única alternativa fue el aporte personal y de los amigos. Recién ahora, a casi dos años de haber comenzado, hay un poco de apoyo municipal. Se creó la Esucela Municipal de Tenis de Mesa. No es mucho, pero algo es algo.
¿Cómo funciona la actividad actualmente y cuáles son las proyecciones para el futuro?
Actualmente la escuelita funciona dos veces a la semana y un tercer día que se dedica al entrenamiento de los mayores. De la mano de la Escuela Municipal vamos a intentar entrar a los colegios primarios para juntar más jugadores. Hay seis escuelas primarias que, a 200 alumnos por turno, tenemos un potencial de 2400 posibles jugadores. Con que a un diez porciento le pique el bichito del tenis de mesa, y de los 240 se enganche una buena cantidad, ya sería un golazo.
Además, después de la temporada de ski, vamos a trabajar más con los discapacitados. Algo ya se está haciendo hoy por hoy pero no todo lo que se podría. Y también, si se puede, organizar algo parecido a lo que tenemos acá en San Martín en la vecina localidad de Junín de los Andes. De esta forma vamos a intentar pasar del puesto siete en el ranking de clubes al puesto cinco como mínimo. Un poco ambicioso pero hay que intentarlo.
Me gustaría destacar que todo el tenis de mesa, ya sea en la Escuela Municipal o en el Centro TMT Sopa Pong, es absolutamente gratuito.
¿Creés posible que haya más emprendimientos como el tuyo y que en un futuro existan centros TMT en todas las provincias? ¿Qué se necesitaría para lograrlo?
Hay un club que posiblemente, cuando terminen el galpón (futuro gimnasio) y desarrollen el tenis de mesa, se sume a TMT. Lamentablemente viene muy retrasado ese proyecto, pero con suerte para después del verano estaría listo. También he hablado con gente de localidades vecinas y otras provincias, veremos qué pasa. Falta no hace nada, sólo tener las ganas y animarse.
Si hay algún club con ganas de sumarse que esté lejos de Capital o Gran Buenos Aires, que se sume. Va a ganar muchísimo. Te pongo como ejemplo mi club (que no parezca fanfarrón). Yo se que es casi imposible que alguien de Buenos Aires venga a jugar un torneo acá, pero ya recibí seis jugadores que participan en TMT que vinieron de vacaciones. También hay chicos que jugaban acá y ahora viven en Buenos Aires y juegan torneos muy seguido. Los chicos se ven en un ranking nacional, lo importante de la web de TMT.
Así como se formó un polo TMT entre Mar del Plata, Balcarce, Dolores, etc. me gustaría desarrollar uno en el sur de Neuquén. Esperemos que se de por el bien del deporte.
¿Qué cambios notas en el tenis de mesa argentino entre la época en la que jugabas de chico en Buenos Aires y ahora?
Varios. Antes las pelotitas tenían 38 mm. de diámetro y se jugaba a 21. Si bien siempre fue un deporte individualista, ahora me parece que se volvió más mala onda. Ojo, me piedo equivocar, lo digo viendo muy pocos torneos fuera de San Martín, pero se ve mucho grito y a la cara del contrario, con mala onda. Igual eso no es culpa del jugador solamente, sino también del entrenador que se lo permite. Además antes los torneos abiertos los organizaba Carlos Van Lerberghe en el mítico Los Troncos. Ahora los organiza TMT por medio de los clubes adheridos.
¿Qué sugerencia tenés con respecto al Circuito TMT o qué aspecto creés que se podría mejorar?
Lo más importante del Circuito TMT es como se sabe adaptar y cambiar ante las necesidades de la gente. Quizás para algunos lentamente, pero para mi de la manera justa, estudiando los cambios y sin apurarse. Los supo hacer cambiando el sistema de puntajes, agregando Primera y las divisiones por edades, que es muy importante, ya que si no los chicos de 9 u 11 años, que recién empezaban, quedaban muy lejos con otros competidores de Quinta y se desalentaban.
Otro punto importante es que, si bien es un circuito competitivo, prima un ambiente amistoso, aunque siempre hay excepciones que confirman la regla. Estos dos puntos a mi entender, son los que hacen fuerte a TMT ante cualquier federación.
Mejorar siempre se puede. Creo que unos puntos bonus a quienes hacen podio no vendrían mal, porque un jugador puede tardar muchos torneos en ascender si siempre juega con los de su misma categoría. Unos puntos más le daría el empujón para subir.
¿Alguna anécdota o comentario que quieras compartir con el resto de nosotros?
En el año 84 u 85, cuando se reanudó el nacional de Tucumán en el CeNARD, (suspendido por el lamentable fallecimiento de Gustavo Patiño), en aquellos años llamado CeDeNa, un grupo de jugadores había organizado una guerra de matafuegos en un edificio que estaba pegado al gimnasio donde se jugaba y que aún no había sido inaugurado.
Cuando los dos grupos ya estaban listos para atacarse con los matafuegos en la mano, justo me llaman a arbitrar un partido. Cuando me estoy yendo veo a uno de los cabecillas que venía corriendo con una manguera de incendios prendida. Luego me enteré que esa manguera llevó a otra y otra. El resultado fue la suspensión de un año para algunos y de dos años para otros, porque además de descargar todos los matafuegos, dejaron unos cuantos centímetros de agua en el subsuelo del edificio. Por suerte y por haber sido llamado a arbitrar, fui el único que zafó. Obviamente esto no es para hacerlo chicos!
Y por último, un comentario: siempre recuerden que jugamos un deporte. Por más que querramos ganar siempre, nunca un partido es la vida o la muerte.